Diálogo entre un tío y un sobrino

Mandó a Madrid venir de la montaña

un mercader ricacho a su sobrino

para que se instruyese en la maña

con que era en el comercio ladrón fino.

Cuando llegó buscando la cucaña

el tal montañesillo a su destino,

tendría de catorce a quince años,

edad en que el amor hace mil daños.

A poco tiempo que en la corte estaba

el tío le notó mucha tristeza,

y aunque el joven por libras engordara

era de mal humor; y con presteza

volverse a la montaña deseaba

sin catar de su tío la riqueza,

hasta que éste le dijo ya aburrido:

-Muchacho, ¿por qué estás tan abatido?

-Por nada. -Algo será: ¿ dime, qué tienes?

-Pues señor: yo a la tierra volver quiero.

-¿Por qué con esa tontería vienes?

-Porque yo antes que yo soy el primero.

-¿Y eso qué significa? ¿Que en mis bienes

no te doy parte? ¡Dilo, majadero!

-No es eso, lo primero solamente...

-Bruto, explícate pronto claramente.

-Pues yo, tío, estoy malo a lo que entiendo.

-¿Cómo, bribón? ¡Tan gordo y colorado!

-¡ Ay, señor!, que la fuerza voy perdiendo.

-Pícaro, habrás tu enfermedad buscado.

-No es eso, ni el por qué yo comprendo;

pero antes de que hubiese aquí llegado

con una mano el bicho me tenía,

y ahora le echo las dos y no hay tu tía.

Collection: 
1765

More from Poet

Ardiente una muchacha el otro día, en tanto que su madre en misa estaba, llena de miedo y turbación dudaba si a su amante Manuel se lo daría. Temiendo si preñada quedaría, entre darlo y no darlo vacilaba, y el valiente mozuelo la animaba diciendo que al venir lo sacaría. Fueron tan poderosos los...

No te quejes, oh Nice, de tu estado porque te llamen puta a boca llena, pues puta ha sido mucha gente buena y millones de putas han reinado. Dido fue puta de un audaz soldado, a ser puta Cleopatra se condena, y el nombre lucrecial, que tanto suena, no es tan honesto como se ha pensado. Esa de...

I[[editar](/w/index.php?title=Once_y_trece&action=edit&section=1)]

Con un robusto fraile carmelita

se confesaba un día una mocita

diciendo: -Yo me acuso, padre mío,

de que con lujurioso desvarío

he profanado el sexto mandamiento

estando con un...

Dieron alojamiento

a un tunante sargento

en la casa de cierta labradora,

viuda, joven, con humos de señora,

cuyo genio intratable

en breve con su huésped se hizo amable,

habiendo reparado

que era rollizo, sano y bien formado;

tanto, que...

Casarse una soltera recelaba

temiendo el grave daño que causaba

el fuerte ataque varonil primero

hasta dejar corriente el agujero.

La madre, que su miedo conocía,

si a su hija algún joven la pedía

con el honesto fin del casamiento,

procedía con...