Al maestro Rubén Darío

Este noble poeta que ha escuchado los ecos de la tarde y los violines del otoño en Verlaine, y que ha cortado las rosas de Ronsard en los jardines de Francia, hoy, peregrino de un ultramar de Sol, nos trae el oro de su verbo divino. ¡Salterios del loor vibran en coro! La nave bien guarnida, con fuerte casco y acerada prora, de viento y luz la blanca vela henchida, surca, pronta a arribar, la mar sonora; y yo le grito ¡Salve! a la bandera flamígera que tiene esta hermosa galera, que de una Nueva España a España viene. 1914

Collection: 
1895

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Yo voy soñando caminos de la tarde. ¡Las colinas doradas, los verdes pinos, las polvorientas encinas!... ¿Adónde el camino irá? Yo voy cantando, viajero a lo largo del sendero... - La tarde cayendo está-. "En el corazón tenía la espina de una pasión; logré arrancármela un día: ya no siento el...

Yo escucho los cantos de viejas cadencias, que los niños cantan cuando en coro juegan, y vierten en coro sus almas que sueñan, cual vierten sus aguas las fuentes de piedra: con monotonías de risas eternas, que no son alegres, con lágrimas viejas, que no son amargas y dicen tristezas, tristezas...

Y podrás conocerte recordando del pasado soñar los turbios lienzos, en este día triste en que caminas con los ojos abiertos. De toda la memoria, sólo vale el don preclaro de evocar los sueños.

Y nada importa ya que el vino de oro rebose de tu copa cristalina, o el agrio zumo enturbie el puro vaso... Tú sabes las secretas galerías del alma, los caminos de los sueños, y la tarde tranquila donde van a morir... Allí te aguardan las hadas silenciosas de la vida, y hacia un jardín de eterna...

¿Y ha de morir contigo el mundo mago donde guarda el recuerdo los hálitos más puros de la vida, la blanca sombra del amor primero, la voz que fue a tu corazón, la mano que tú querías retener en sueños, y todos los amores que llegaron al alma, al hondo cielo? ¿Y ha de morir contigo el mundo tuyo...